lunes, 25 de enero de 2010

Fin del blog

En conclusión de este blog y debido a estos análisis en los que la publicidad solo nos ha hecho ver los valores negativos que pueden transmitir, hemos de decir que no ha todo el mundo afecta estos valores de la misma manera, ya que un individuo alfabetizado codifica y descodifica acertadamente los mensajes que emite y recibe.
Pero, en la medida en que el sujeto carece de esta capacidad, disminuye su posibilidad de interpretar los mensajes del entorno, que muchas veces acepta de manera acrítica. En consecuencia, el entorno social ejerce una solapada relación de dominio sobre el analfabeto funcional, es decir que se lo traga todo, y los emisores lo manipulan como les da la gana: lo engañan con la "letra pequeña", con algunos términos o matices que el analfabeto no sabe interpretar.


Por esto el docente en su labor educativa debe interactuar con estos medios para abordar los conflictos sociales que se deriven del problema que plantea la televisión, y principalmente, la publicidad que emite.

Nuestro objetivo no es sólo la de preservar a la persona de las consecuencias negativas que produce este tipo de televisión, sino también desarrollar el juicio crítico del individuo ante lo que ve y educarlo para pensar, es decir, enseñarle a que él está suficientemente capacitado para tomar decisiones responsables, siempre y cuando su maduración mental y "el no creerse todo lo que ve sin contrastarlo con otros medios".


En esto también los padres están en la obligación de tomar medidas para prevenir los efectos dañinos de la publicidad en temas tales como los asuntos raciales y los estereotipos sexuales. La cantidad de tiempo que los niños miran televisión, sin importar el contenido, debe ser moderado, ya que reduce el tiempo para que los niños lleven a cabo otras actividades de mayor beneficio, tales como leer y jugar con sus amigos, y desarrollar aficiones.
Pensamos que desgraciadamente en los hogares ya nadie conversa con los otros porque la televisión absorbe todo el tiempo. Además, es muy preocupante la presencia de los falsos modelos en las mentes de niños y adolescentes y en el peligro de que los imiten.

Podemos decir que la función de la televisión es recoger, codificar y transmitir, en forma permanente, regular y organizada, mensajes que contengan información para la comunidad social, con una triple finalidad: informar, formar y entretener.
Los niños recurren a la TV para satisfacer sus necesidades de distracción, reducir las tensiones y como medio para obtener información. Ellos gastan más tiempo viendo TV que haciendo cualquier otra cosa que no sea dormir.

Nuestra intención no es enjuiciar a la publicidad, ni culparla de toda la falta de valores que desembocan en violencia y demás conflictos que viven actualmente. Sólo queremos destacar la necesidad de conocer más profunda y particularmente el terreno de nuestra publicidad, en función de sus posibles efectos sociales en la generación de conductas agresivas y otras pautas de conducta aprendidas por imitación, haciendo énfasis en el sector de espectadores de menor edad, ya que estos son en ahora los más indefensos psicológicamente, pero mañana tendrán en sus manos el futuro del país.

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